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Faqs

Ilustración de las faqs sobre el proyecto gira
La transición energética consiste en cambiar de un sistema energético basado en los combustibles fósiles y la energía nuclear hacia un nuevo sistema sin generación nuclear ni emisiones de carbono, basado en las fuentes renovables (fundamentalmente energía eólica y fotovoltaica).
Debido a los efectos de los gases de efecto invernadero, la Tierra se está sobrecalentando. El calentamiento global, además de provocar la fusión de los glaciares y la subida del nivel del mar, provoca otros cambios climáticos como la desertificación y el aumento de fenómenos extremos como, por ejemplo, huracanes, inundaciones e incendios. La alteración del clima podría causar daños incalculables. En España, tres de cada cuatro toneladas de gases de efecto invernadero se originan en el sistema energético. En la lucha contra el cambio climático, la descarbonización del sistema energético es el elemento central.
La transición energética comportará una mayor eficiencia energética, una reducción de la contaminación en el ámbito local, una reducción de la dependencia energética exterior y una mejora de la balanza comercial. Todo ello, además de aportar beneficios ambientales, redundará directamente y de forma positiva en la ciudadanía y en la economía.

La transición energética se caracterizará por la sustitución de una parte de la generación eléctrica, formada por grandes unidades gestionables que disponían de combustible suficiente a lo largo del tiempo (carbón, petróleo, gas natural o uranio) por un gran número de instalaciones de generación distribuida no gestionable (eólicas y fotovoltaicas) cercana a los puntos de consumo.

El nuevo paradigma del sistema eléctrico es garantizar un suministro fiable, eficiente y sostenible partiendo de una generación eléctrica impredecible y, por tanto, difícilmente gestionable.

En ese sentido, el almacenamiento es un activo clave para el éxito de la transformación energética que estamos viviendo.

Además de un parque de generación renovable capaz de abastecer la demanda energética, serán necesarios sistemas de almacenamiento energético para flexibilizar la variabilidad a la que está sujeta gran parte de la generación con energías renovables. La operación de las tecnologías de almacenamiento deberá estar enfocada a maximizar la integración de las energías renovables, permitiendo aprovechar los excedentes de energía en los episodios de exceso de recurso renovable, evitando, de este modo, su pérdida en forma de vertidos. El almacenamiento resulta indispensable para disponer de electricidad a gran escala, pero también lo es para el avance del autoconsumo y las comunidades energéticas.
No de manera directa. Hay que transformar la energía eléctrica sobrante en otros tipos de energías gestionables en el tiempo (mediante enlaces químicos en baterías, aumentado la altura de una masa de agua, aumentado la presión de un volumen de aire, aumentando la velocidad de giro de una masa rodante, cargando un condensador eléctrico, etc.) para utilizarla posteriormente realizando el proceso inverso. Es importante señalar que todas esas trasformaciones energéticas conllevan un gasto energético, es decir, una pérdida de energía que no puede aprovecharse.
Existen diversos sistemas de almacenamiento energético: mecánico, térmico, electroquímico y químico. Algunas de estas tecnologías son de eficacia probada, como el hidrobombeo, mientras que otras se encuentran en fase de desarrollo. Cada método presenta sus propias ventajas e inconvenientes.
Son dos balsas a diferente altura conectadas por una tubería a presión. Cuando hay un excedente de energía eléctrica (mucha generación y menor demanda), desde la balsa inferior se bombea el agua hacia la balsa superior. Por el contrario, cuando es necesario aportar más energía al sistema eléctrico, la balsa superior libera el agua generando electricidad.
Es una manera indirecta de almacenar energía eléctrica mediante un proceso físico que consiste en variar la altura de una masa de agua. El almacén o “batería” trabaja en ciclos de llenado y vaciado de balsas (cargando y descargando), trasladando el agua de abajo hacia arriba (cargando el almacenamiento) y posteriormente de arriba hacia abajo (descargando el almacenamiento).
No. Un almacenamiento de energía eléctrica es como una gran batería. Se carga con los excedentes de energía verde, solar y fotovoltaica y se descarga cuando la red lo necesita. Nunca se puede recuperar más energía de la que entra. Por lo tanto, no es una central de generación, ya que estas sí producen energía neta. Al contrario, en el ciclo completo se consume un 20 % de energía aproximadamente. En otras palabras, si recibe 100 unidades de energía eléctrica para llenar la balsa superior, solamente podrá devolver a la red del orden de 80 unidades cuando se vacíe la misma.
Comparado con otras tecnologías de almacenamiento en desarrollo, como las baterías o el hidrógeno verde, el bombeo es el sistema de almacenamiento más maduro y probado. Además, presenta la vida útil más larga: puede durar hasta cien años, mientras que las baterías duran un máximo de veinte años. El bombeo puede almacenar grandes cantidades de energía y proporcionar potencias elevadas de energía durante más de 8 horas. Además, el bombeo proporciona otras ventajas al sistema eléctrico, como es la capacidad de contribuir a regular el voltaje y la frecuencia de la red, permitiendo el buen funcionamiento de aparatos eléctricos y electrónicos.
El primer uso del almacenamiento por bombeo fue en 1890 en Italia y Suiza. Desde entonces, las centrales de bombeo reversible construidas siguen operando. Se estima que la vida útil de una central reversible es superior a cien años.
No. Gironés-Raïmats forma parte de un conjunto de proyectos identificados en el ámbito europeo como piezas clave para ayudar a alcanzar la política energética y los objetivos climáticos de la Unión Europea. Estos proyectos tienen como objetivo proporcionar energía asequible, segura y sostenible para toda la ciudadanía, así como la descarbonización a largo plazo de la economía.
Para ser designado como PIC, un proyecto debe cumplir unos criterios técnicos establecidos a escala europea por el Reglamento (UE) 347/2013. Una condición indispensable es que los beneficios del proyecto para la sociedad deben ser superiores a los costes del mismo. Además, deben formar parte del plan de desarrollo de la red europea de transporte eléctrico y contar con el apoyo explícito del Estado miembro y la Comisión Europea. En la selección de proyectos PIC también se debe superar un estricto proceso de participación pública a escala europea.
Los proyectos PIC cuentan con una ventanilla única para los procedimientos administrativos y pueden acceder a fondos europeos específicos para su desarrollo. Por otra parte, deben cumplir obligatoriamente con los estándares ambientales europeos más rigurosos y desarrollar un proceso específico de participación pública en su fase temprana para mejorar su aceptación territorial.
La tramitación administrativa de un proyecto PIC se encuentra regulada por el Reglamento (UE) 347/2013 y la normativa sectorial española. Incluye un proceso de participación pública, el procedimiento de concesión de aguas, la evaluación de impacto ambiental, la tramitación para la conexión eléctrica y las adecuaciones correspondientes en la planificación territorial y urbanística.
No. Las balsas de Gironés-Raïmats se sitúan fuera del eje del río Ebro y alejadas del mismo. Solamente se usa el agua del río Ebro para el llenado inicial de una balsa. Posteriormente la central reversible funciona en un circuito cerrado entre las dos balsas.
Un primer aspecto fundamental es la ubicación del proyecto. Un lugar adecuado debe evitar la posible afección de espacios naturales protegidos o especies de flora y fauna amenazadas. Debe evitar también la afección o riesgo para las poblaciones y propiedades privadas. La conexión eléctrica debe aprovechar los corredores existentes. La integración paisajística se mejora con un diseño que permita ajustarse lo mejor posible al terreno existente, las obras subterráneas o la restauración ambiental. En algunos casos es necesario realizar mejoras del hábitat para compensar la pérdida que podría suponer para algunas especies.
No, son complementarios. La demanda del sector residencial representa aproximadamente el 20 % del consumo eléctrico total de España. Gironés-Raïmats proporcionará sus servicios a todos los consumidores (incluyendo industria y servicios) tanto del sistema eléctrico peninsular como del europeo.
La transición energética comportará el cambio de energías gestionables (carbón, gas, petróleo y nuclear) por energías renovables no gestionables (eólica y fotovoltaica). El almacenamiento de energía permitirá aportar seguridad al sistema para evitar momentos en los que pueda haber un fallo en la provisión de energía (días nublados sin viento). En esos momentos, además, el precio de la energía en los mercados se suele disparar. El almacenamiento de energía evita estos precios extremos. Con la penetración masiva de generación renovable no gestionable en el sistema eléctrico, es absolutamente necesario disponer de capacidad de almacenamiento.
Cualquier proyecto de esta magnitud y trascendencia presenta retos para su implantación, intentando de forma general maximizar beneficios territoriales y minimizar sus impactos. En Gironés-Raïmats, destaca como gran reto solucionar adecuadamente la elevada complejidad técnica del proyecto y lograr al mismo tiempo su aceptación por parte del territorio para mejorar su implantación y diseño mediante un trabajo participativo. En un proyecto de estas características es fundamental avanzar en la tramitación administrativa y movilizar las elevadas necesidades de capital para ponerlo en marcha.
El diseño de Gironés-Raïmats en circuito cerrado permite operar en la central con independencia de los caudales del río Ebro. Mientras que los aprovechamientos hidroeléctricos convencionales se verán afectados por sequías crecientes, Gironés-Raïmats aportará seguridad y beneficios al sistema eléctrico, operando en esas situaciones a pleno rendimiento.